lunes, junio 16, 2008

La quinceañera del presidente



Señor Presidente, ¿qué pasó con esos comentarios que hizo a cierta revista internacional y fueron publicados por uno de los diarios el pasado fin de semana? Me alegra, y me alivia, saber que usted no quiere eternizarse en la presidencia de Bolivia; pero eso de que quiera acabar su gestión con su katu de coca, su quinceañera y su charango es otra cosa. Por lo del charango creo que nadie se hace problema; lo del katu de coca es discutible; pero lo de la quinceañera, además de pésima ocurrencia, es una afirmación inadmisible, sobretodo cuando viene del primer ciudadano del país. Una muchacha de quince años es una menor de edad; la relación con ella no sólo es ilegal sino inmoral.

Dicúlpeme señor Presidente, pero no sé cómo entender esa frase. ¿En sentido metafórico?, no sabría decir de qué. ¿De la actitud donjuanesca de su Excelencia? En éstos y en aquellos tiempos, don Juan es una representación de la figura del perverso, en el sentido más psicoanalítico del término, figura para nada plausible y menos ejemplar. ¿Sólo como una broma y nada más? No se la acepto ni siquiera como broma, y menos viniendo de usted en su calidad de mandatario de Estado. ¿Cómo otra de las frases que se le suelen escapar? No es la primera, y estoy seguro que tampoco será la última, de sus frases malaventuradas; pero ésta lastima sensibilidades y ofende dignidades. ¿Con qué cara lo verán desde ahora padres y madres de quinceañeras? ¿Cómo tendrían que reaccionar ante actitudes como las suyas? ¿Cómo se siente cuando va por el mundo hablando de dignidad, de Derechos Humanos, de igualdad, de responsabilidad? ¿Y cuándo plantea a los pueblos originarios, a los cuales usted dice representar, como reserva moral de la humanidad? ¿Se animaría a decir lo mismo en esos foros internacionales que usted frecuenta? Señor Presidente, creo que tiene que asumir, de una vez por todas, la responsabilidad que traen consigo los cargos que ejerce; y tiene que darse cuenta que usted y sus discursos representan, querámoslo o no, a todo un país, a nueve millones de personas.

¿Qué esperaba, señor Presidente? ¿Qué admiremos lo “macho” que es? No, el machismo ni es una virtud ni se aplaude. La sociedad ya está cansada del paradigma del “macho” golpeador de mujeres, reproductor irresponsable, mujeriego e infiel ¿Quería que reconozcamos como hazaña que usted, a sus 48 años, es capaz de conquistar una niña-adolescente de quince? A esas personas se suele llamar “viejos verdes”, y no crea que es un piropo y menos un parámetro para demostrar la hombría o la virilidad; con esas actitudes sólo se revelan inseguridades, miedos e inmadurez.

Y no es que quiera sentar cátedra y dar un baño de moralidad aprovechándome de una de sus frases para “darle palo” porque soy k`ara, fascista, oligarca, neoliberal y no sé qué otros fantasmas suyos. Es que me parece vergonzoso, como ciudadano boliviano, que el presidente del país, rostro visible del mismo, en su afán de popularidad, se mandé frases tan cínicas. Ya el machismo es una costumbre que debe erradicarse por todo el daño que le hace a nuestra sociedad; pero la pedofilia, por ilegal e inmoral, no debe ser admitida ni siquiera en el discurso coloquial. Creo que una disculpa ante su pueblo, sobre todo hacia las mujeres del mismo, está reclamando su urgencia.