viernes, diciembre 28, 2007

Entre pañales lo encontraran


La democracia no es sólo un concepto; según Dolores Oller, tenemos que buscar la forma de que esta vieja palabra esté cargada de futuro, de ilusión, pero sobretodo de esperanza. ¿Incluso cuando vivimos asustados por lo que vaya a pasar mañana? ¿Aún cuando vemos que todos los intentos de pacificación y diálogo no consiguen muchos frutos? ¿Esperanza en tiempos de crisis? Parece contradictorio hablar de democracia, tal como la estamos viviendo ahora, y junto a ella pensar en un futuro de esperanza e ilusión. El significado de la navidad podría ayudarnos un poco.

"No teman, porque yo vengo a comunicarles una buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo." Lucas, uno de los cuatro evangelistas, nos relata así el anuncio que el ángel, enviado por Dios, transmite a unos pastores en una noche por demás estrellada. En esos tiempos el pueblo estaba viviendo sometido a un poder extranjero que lo oprimía, enfrentado por la violencia de grupos radicales que buscaban satisfacer sus demandas, y con una sensación de pesimismo porque pensaba que hasta Dios lo había abandonado. Cuánto más ahora estamos necesitados de una noticia, buena y nueva, que nos traiga alegría a todos.

En medio del caos, el pueblo de Israel sabía lo que estaba esperando, y lo deseaba con toda sus entrañas: un salvador, el Mesías. El anuncio del ángel continúa con la proclamación de la buena nueva: "Hoy ha nacido para ustedes en la ciudad de David un Salvador que es Cristo Señor." Por fin, Dios escuchó los ruegos de su gente y se apiadó de ellos. El Mesías llegó, y con él las ilusiones renacieron. La primera navidad trajo consigo, envuelta en papel de regalo, la posibilidad de soñar en un mundo mejor, más justo y más humano. Después de dos mil años todavía buscamos ese regalo escondido; es cosa de descubrirlo nuevamente y dejarnos inundar por la promesa que el ángel anunció a esos pastores de Belén.

Dios se encarnó en el pueblo haciéndose parte de su historia como uno más. Jesús, el Dios hecho niño, está entre ellos, esperando ser descubierto. Para que la búsqueda de los pastores no sea infructuosa, y para evitar el peligro del engaño, el ángel dio una pista importante: "En esto lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre." Sí, es un bebé. El libertador no viene a caballo, rodeado de esplendor, ni cargado de armas y riquezas; está acostado en un pesebre y envuelto tan sólo en pañales. Ni siquiera es un niño nacido de princesa ni señora de alta sociedad, no está en una cuna ni en un hospital, tampoco su nacimiento ha sido motivo de noticia sino para unos cuantos cuidadores de ovejas. Y es ahí, en medio de esa pobreza y sencillez donde se encuentra la salvación. Nosotros tampoco nos dejemos engañar, la verdadera promesa de futuro, ilusión y esperanza no está en los cantos triunfalistas ni en las promesas demagógicas, no está en la división ni el enfrentamiento. Dios se ha hecho hombre en Jesús, el camino, la verdad y la vida. Busquemos en medio del pueblo, del auténtico resto de Israel; busquemos en los pesebres y entre los pañales.

Sin caer en las frases vacías y de tarjeta, oremos todos juntos para que esta Navidad pueda ser noticia y signo de un futuro lleno de esperanzas para todos los bolivianos y bolivianas.

martes, diciembre 18, 2007

Escenas que agitan el corazón



  1. Unos par de ojos negros envueltos en finas y largas pestañas; una lágrima, sólo una, desciende lentamente por la mejilla de la mujer amada. Se detiene a mitad del camino, brilla, y un pañuelo blanco la recoge para guardarla en el recuerdo del amado.

  2. Una flor olvidada entre las hojas de un viejo cuaderno de poesía; después de muchos años, un niño la encuentra al revisar los libros viejos del abuelo.

  3. Un joven, parado en uno de los ventanales del aeropuerto, observando un avión que acaba de partir. Agitando la mano en señal de despedida; y en el bolsillo del pantalón, una declaración de amor jamás entregada.

  4. Una anciana, en la sala de la casa, sentada en su mecedora, rodeada de sus hijos y algunos de sus nietos. Es San Juan, la señora dormita, y deja entrever que una sonrisa se apodera de su arrugado rostro. Ellos ven la televisión, ella recuerda.

  5. En Nochebuena, un niño, en su habitación, pelea con el sueño. Intenta permanecer despierto hasta el momento especial. Estrenando pijama, abrigado, dormita; un ojo cerrado y el otro entreabierto.

  6. Una muñeca sin ojos; un soldado de plomo despintado; un peluche manchado de barro; un automóvil a escala con tres ruedas; un payaso extraviado en un rincón; una cuna arrinconada en el depósito; un parque infantil vacío… Entre otras cosas.

  7. Un bebé dormido. Con una mano sostiene su biberón, con la otra el dedo pulgar de su padre.

  8. Después de veinte años, en una fiesta de aniversario, uno vuelve por primera vez al colegio. Se le ocurre visitar la última aula en la que estuvo antes de graduarse. Se acerca al pupitre que ocupaba y en el tablero de la mesa todavía permanece grabado y su nombre y el de su amor platónico.

  9. Un papá el día del cumpleaños de sus hijos. Los titiriteros contratados no llegaron. Para salvar la situación decide ponerse una pelotita roja en la nariz y animar la fiesta.

  10. La llegada de un amigo. Es viernes, diez de la noche, llueve a cántaros, llaman a la puerta insistentemente. Tenemos que levantarnos de la cama para ir a ver quién es. De pronto, él está parado ahí, son su paraguas y una botella de vino.