Después de la caída de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS, el socialismo todavía ha intentado permanecer vigente en el discurso y la historia actual. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, se ha encargado de difundir el concepto de Socialismo del Siglo XXI (acuñado por Heinz Dieterich Steffan en 1996) para justificar su “revolución bolivariana” como paso previo al tal socialismo. Dicen que no hay mejor maestra que la experiencia, y por esto quiero citar un par de ejemplos de los socialismos que nos tocaron vivir al comenzar este siglo.
Quizás uno de los más conocidos fue el de Sadam Husein; religiosamente laico, políticamente nacionalista y socialista. Husein, de familia campesina, recién alfabetizado a los diez años, formado dentro del rechazo al colonialismo británico, se convirtió en el hombre fuerte del Partido Árabe Socialista Baaz. Gobernó Irak durante veinticuatro años, desde 1979 hasta 2003. Pese a su actitud dictatorial, el pueblo lo consideraba un auténtico líder. Sus odios y pasiones, además de su espíritu pragmático lo llevaron a perseguir y eliminar a sus opositores políticos y religiosos, a provocar más de un millón de muertos en los ocho años de guerra con Irán y a invadir Kuwait, entre otros hechos. Juzgado por crímenes contra la humanidad, se lo acusaba de la muerte de más de un centenar de chiítas, Husein terminó sentenciado y ejecutado en una horca en diciembre de 2006.
En el continente europeo, tenemos el ejemplo de Slobodan Milosevic, presidente de Serbia de 1989 a 1997, y presidente de Yugoslavia desde 1997 hasta 2000. Miembro del Partido Comunista de Serbia, comenzó su carrera política en 1983 cuando fue elegido miembro del Presidium del Comité Central de dicho partido, seis años después era elegido Presidente de la República Yugoslava de Serbia. Mientras el comunismo iba perdiendo fuerza, y el nacionalismo la ganaba, Milosevic se pasó al socialismo, impulsando la afirmación de la identidad serbia frente a las minorías. Durante su gobierno, se cambió la constitución para otorgar mayor poder a su persona en calidad de Presidente, esto y los conflictos étnicos, políticos y religiosos condenaron a la República Socialista de Yugoslavia a la desintegración mediante tres conflictos bélicos conocidos como Guerras Yugoslavas. Milosevic también es conocido como El carnicero de los Balcanes por sus crímenes contra la humanidad, y los delitos de genocidio y limpieza étnica. En 2001 fue detenido a solicitud del tribunal de La Haya, estando preso y en pleno proceso judicial, fue encontrado muerto por causas naturales en su celda el año 2006.
No está demás recordar que el socialismo sumado a los sentimientos nacionalistas ha devenido, a lo largo de la historia, en gobiernos intolerantes y criminales. El ejemplo del Nacional Socialismo alemán liderado por Hitler es el más claro (valga recordar que el término fascismo les fue impuesto después y desde afuera para desvincularlos del régimen de Stalin); el nazismo fue socialista desde sus orígenes. En la historia de este siglo que comienza podemos encontrar otros ejemplos como el de Gadaffi en Libia, Lukashenko en Bielorusia o Castro en Cuba, que nos muestran la verdadera cara de eso que Hugo Chávez proclama como Socialismo del Siglo XXI.
Quizás uno de los más conocidos fue el de Sadam Husein; religiosamente laico, políticamente nacionalista y socialista. Husein, de familia campesina, recién alfabetizado a los diez años, formado dentro del rechazo al colonialismo británico, se convirtió en el hombre fuerte del Partido Árabe Socialista Baaz. Gobernó Irak durante veinticuatro años, desde 1979 hasta 2003. Pese a su actitud dictatorial, el pueblo lo consideraba un auténtico líder. Sus odios y pasiones, además de su espíritu pragmático lo llevaron a perseguir y eliminar a sus opositores políticos y religiosos, a provocar más de un millón de muertos en los ocho años de guerra con Irán y a invadir Kuwait, entre otros hechos. Juzgado por crímenes contra la humanidad, se lo acusaba de la muerte de más de un centenar de chiítas, Husein terminó sentenciado y ejecutado en una horca en diciembre de 2006.
En el continente europeo, tenemos el ejemplo de Slobodan Milosevic, presidente de Serbia de 1989 a 1997, y presidente de Yugoslavia desde 1997 hasta 2000. Miembro del Partido Comunista de Serbia, comenzó su carrera política en 1983 cuando fue elegido miembro del Presidium del Comité Central de dicho partido, seis años después era elegido Presidente de la República Yugoslava de Serbia. Mientras el comunismo iba perdiendo fuerza, y el nacionalismo la ganaba, Milosevic se pasó al socialismo, impulsando la afirmación de la identidad serbia frente a las minorías. Durante su gobierno, se cambió la constitución para otorgar mayor poder a su persona en calidad de Presidente, esto y los conflictos étnicos, políticos y religiosos condenaron a la República Socialista de Yugoslavia a la desintegración mediante tres conflictos bélicos conocidos como Guerras Yugoslavas. Milosevic también es conocido como El carnicero de los Balcanes por sus crímenes contra la humanidad, y los delitos de genocidio y limpieza étnica. En 2001 fue detenido a solicitud del tribunal de La Haya, estando preso y en pleno proceso judicial, fue encontrado muerto por causas naturales en su celda el año 2006.
No está demás recordar que el socialismo sumado a los sentimientos nacionalistas ha devenido, a lo largo de la historia, en gobiernos intolerantes y criminales. El ejemplo del Nacional Socialismo alemán liderado por Hitler es el más claro (valga recordar que el término fascismo les fue impuesto después y desde afuera para desvincularlos del régimen de Stalin); el nazismo fue socialista desde sus orígenes. En la historia de este siglo que comienza podemos encontrar otros ejemplos como el de Gadaffi en Libia, Lukashenko en Bielorusia o Castro en Cuba, que nos muestran la verdadera cara de eso que Hugo Chávez proclama como Socialismo del Siglo XXI.