viernes, enero 09, 2009

Reinaldo Arenas In memoriam

Les dejo el link del excelente documental de Néstor Almendros y Orlando Jiménez leal titulado Conducta impropia. Este trabajo nos acerca a lo que tuvieron que sufrir los cubanos disidentes como Reinaldo Arenas.

No puedo resistirme a poner un post más sobre este brillante poeta. Si alguno de ustedes ha leído la obra, sabrá entender.
Curiosamente, en estos días, mientras nos veíamos inundados por la cobertura que se dio al aniversario cincuenta de la Revolución Cubana, llegó a mis manos un ejemplar de Antes que anochezca, libro autobiográfico de Reinaldo Arenas. Este poeta y narrador nació en Cuba en 1943 y se suicidó en Nueva York, exiliado, en 1990.Víctima del SIDA y debilitado por constantes enfermedades, considerando un acto miserable el mendigar la vida como un favor, en 1987, frente a una foto de Virgilio Piñera, Arenas solicita una tregua de tres años de vida para terminar su obra, entre ésta el libro en cuestión. Escribir la autobiografía, significaba para él, la venganza contra casi todo el género humano resumiendo su lucha en defensa de la libertad y la autenticidad.

El libro nos pasea por los primeros recuerdos del autor, aquellos tan ligados al sabor de la tierra; y nos acompaña durante los años de silenciamiento, persecución y cárcel del poeta contrarrevolucionario; para, finalmente, dejarnos con la última carta de Arenas, en la que afirma su depresión por no poder seguir escribiendo ni luchando por la libertad de Cuba. Antes que anochezca impresiona por el retrato que hace de la otra cara de la Revolución. Sus páginas denuncian las prohibiciones ridículas que llegaban a anatemizar incluso las melenas masculinas, las persecuciones crueles e inhumanas por las que tuvieron que pasar intelectuales y artistas que se oponían a la nueva dictadura, las ejecuciones injustas y teatrales capitaneadas por el líder máximo de la Revolución, el hambre de un pueblo obligado a trabajar como esclavo para un régimen totalitario; en fin, la muerte del espíritu cubano, vedado de imaginar y soñar una tierra distinta.

Y todo este sufrimiento se ve encarnado en la vida de Reinaldo Arenas, quién por su condición de disidente, homosexual y rebelde, tiene que pasar por la persecución, la tortura y el exilio. Quizá la etapa más desgarradora, más allá de la miseria y el constante miedo en el que tuvo que vivir, sea la de la prisión del Morro; los métodos de “convencimiento” acabaron con el orgullo, la dignidad y la rebeldía de Arenas, las torturas revolucionarias hicieron que el poeta firmara un mea culpa donde se arrepentía y prometía no volver a tener contacto con el mundo occidental, ni escribir una sola línea contra la Revolución cubana, además de esto, se comprometía a rehabilitarse sexualmente. En 1980, después de varios intentos fracasados, logró salir del país en el masivo éxodo del Mariel. El escritor cubano, durante su vida, sólo pudo publicar un libro en la Isla: Celestino antes del alba, el resto de sus obras tuvieron que salir escondidas para poder darse a conocer. Si ésta es la revolución, yo tampoco la quiero.

De ese libro quiero copiar las últimas líneas, aquellas que pertenecen a la carta de despedida en la que el autor anuncia su suicidio: Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy.

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